Muchas veces, lo urgente tapa lo importante, y sin darte cuenta, vas acumulando “achaques financieros” que terminan pasando la cuenta.
Así como vamos al doctor a hacernos chequeos, las empresas también necesitan un diagnóstico periódico. Acá te dejamos un checklist práctico, pensado para que, en pocos minutos, evalúes la salud financiera de tu negocio y detectes dónde ajustar, prevenir o pedir apoyo.
🩺 Tu checklist de salud financiera pyme
1. ¿Tu flujo de caja es positivo la mayor parte del tiempo?
El flujo de caja es el registro de lo que realmente entra y sale de tu empresa. No sirve tener buenas ventas si la plata no llega a tiempo. Pregúntate si puedes cubrir tus egresos habituales sin endeudarte cada mes y si tienes visibilidad de los cobros y pagos de las próximas semanas.
2. ¿Estás al día con el pago del IVA y otros impuestos?
El Formulario 29 no perdona. Si estás arrastrando deudas fiscales, puede que ya estés en estado de notificación o incluso cobranza judicial. Mantenerte al día con el Servicio de Impuestos Internos y la Tesorería General de la República (TGR) no solo evita multas e intereses, también te da tranquilidad para postular a financiamientos o licitaciones. Para saber más acerca de los estados de deuda en la TGR o cómo hacer un convenio, puedes revisar nuestros artículos del blog en go.cl/blog.
3. ¿Tus clientes pagan dentro del plazo acordado?
Cuando tus clientes se demoran más de 30, 60 o 90 días en pagarte y no tienes cómo adelantar ese dinero, tu caja se resiente. Puedes terminar sin liquidez para pagar sueldos, impuestos o proveedores, aun cuando en el papel tengas “buenas ventas”. En esos casos, soluciones como el factoring te permiten adelantar el pago de tus facturas y transformar ventas a plazo en liquidez inmediata.
4. ¿Conoces con claridad tus costos fijos y variables?
Saber cuánto necesitas vender para cubrir tus gastos es clave para tomar decisiones. Si no tienes claro tu punto de equilibrio, estás manejando con los ojos vendados. Identifica cuáles son tus costos fijos (arriendo, sueldos, servicios básicos, etc.) y cuáles varían según el nivel de ventas (insumos, comisiones, transporte, etc.). Esto te ayudará a definir precios, metas y márgenes mínimos.
5. ¿Tu contabilidad está al día y ordenada?
Una contabilidad al día no es solo un requisito legal: es una herramienta de gestión. Con buenos registros contables puedes anticipar problemas, ver tendencias, postular a créditos, responder requerimientos de bancos o inversionistas y presentar estados financieros confiables ante terceros. Si cada año cierras a última hora y con ajustes de emergencia, es una señal de alerta.
6. ¿Tienes un presupuesto mensual y haces seguimiento?
Proyectar ingresos y egresos te ayuda a controlar desviaciones y evitar sorpresas. No necesitas un software sofisticado: una buena planilla, actualizada con disciplina, puede ser suficiente. Lo importante es comparar cada mes lo presupuestado con lo real, entender las diferencias y tomar decisiones a tiempo.
7. ¿Tienes reservas o acceso rápido a liquidez en caso de emergencia?
Ningún negocio está libre de imprevistos: una baja de ventas, un cliente grande que se atrasa, una máquina que se rompe. Tener un pequeño fondo de emergencia o una línea de factoring disponible puede ser lo que te permite capear una baja de ventas o un imprevisto sin endeudarte en malas condiciones. Pregúntate cuánto tiempo podrías operar si tus ingresos bajan abruptamente.
8. ¿Tus activos superan tus pasivos?
En otras palabras: ¿tienes más a favor que en contra? Si el valor de tus bienes, derechos y cuentas por cobrar es menor que el total de tus deudas, tu patrimonio está en riesgo. Es importante revisar periódicamente tu balance, junto a tu contador, para entender cómo evoluciona la relación entre activos y pasivos y tomar decisiones de ajuste si es necesario.
9. ¿Conoces y mides tus indicadores clave?
Rentabilidad, margen bruto, endeudamiento, rotación de inventarios, plazos promedio de cobro y pago… No necesitas un MBA, pero sí entender qué significan y cómo impactan tu negocio. Medirlos de forma periódica te permite detectar alertas tempranas y no enterarte de los problemas cuando ya es demasiado tarde.
10. ¿Tienes una estrategia de crecimiento clara y sostenible?
Crecer por crecer puede ser peligroso. A veces aumentar ventas implica más costos, más stock y más plazos de pago, lo que tensiona tu caja. Una estrategia de crecimiento saludable se preocupa tanto del “cuánto vendo” como del “cómo financio ese crecimiento”. Asegúrate de que cada nuevo paso vaya acompañado de control financiero y de un plan para sostenerlo en el tiempo.
¿Cómo te fue?
• 8-10 respuestas positivas: ¡Excelente! Tu pyme está financieramente saludable. Sigue monitoreando estos puntos para mantenerte en forma.
• 5-7 respuestas positivas: Vas por buen camino, pero hay aspectos que conviene ajustar antes de que se conviertan en un problema mayor. Prioriza los puntos más débiles y arma un plan.
• 4 o menos respuestas positivas: Es hora de tomar acción. No esperes a estar contra las cuerdas para ordenar tus finanzas. Busca apoyo profesional y ordénate antes de que sea tarde.
Tip Go Capital
Una pyme con buena salud financiera no es la que nunca se endeuda, sino la que toma decisiones informadas, a tiempo y con una buena planificación. Y si tu dolor es la falta de liquidez por ventas a plazo, en Go Capital te ayudamos a adelantar tus facturas, mejorar tu flujo de caja y seguir creciendo sin sumar deuda bancaria a tu balance.
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